10.1.09

SHULAMIT ALONI











A seguir reproduzimos um artigo da dirigente do partido esquerdista pro-árabe MERETZ e militante de Paz Agora, Shulamit Aloni, originariamente publicado (como não!) no diário israeli “Ha’aretz” há um par de meses.

Deamos começo com o artigo desta misserável à nossa particular galeria de infames.


ISRAEL: UN GENOCIDIO NO NECESITA DE CÁMARAS DE GAS

No tenemos cámaras de gas ni hornos crematorios, pero no existe por cierto un único método para llevar a cabo un genocidio.

Ya’akov Lazovik ha escrito en Ha’aretz que el gobierno del estado israelí y la nación no sabrían cómo cometer un genocidio. ¿Qué es esto, ingenuidad o hipocresía? Difícil discernir. Se sabe sí, que no hay una única forma de cometer un asesinato, y lo mismo vale para un genocidio. El escritor I. L. Peretz hablaba de ese “gato virtuoso” que no hacía correr la sangre, qué ahogaba a sus víctimas.

El gobierno israelí, con su ejército y sus instrumentos de destrucción, no sólo hace correr la sangre, sino que también ahoga a sus víctimas. ¿Cómo calificar si no, las dimensiones de una bomba de una tonelada que se deja caer en zona urbana densamente poblada? [22 de julio de 2002, en Gaza]. Oficialmente fue arrojada para acabar con un terrorista y su esposa. Sin ninguna duda, todos los otros seres humanos, entre ellos mujeres y niños, que han sido matados o heridos no cuentan en absoluto. ¿Cómo se puede explicar que se expulse a ciudadanos de sus propios hogares a las tres de la madrugada, en plena lluvia, que de inmediato se dinamite esas casas y que luego se retiren “del teatro de las operaciones” sin decir ni una palabra?

¿Cómo justificar lo que ha sucedido en Jenin? –No hemos destruido a toda la población, solamente hemos desecho 85 edificios; no fue una matanza, si ni llegamos a matar a una cincuentena de personas. ¿A cuántos habrá que matar, cuántas viviendas habrá que destruir, para que se constituya en delito? En un delito de lesa humanidad, tal como se lo define en la ley del Estado de Israel y no solamente por las leyes de Bélgica.

Todavía mejor: se pone bajo estado de sitio a toda una ciudad para permitir que los adeptos a una banda racista (tales son los ultras de las colonias o asentamientos judíos) puedan entrar a la Tumba de los Patriarcas en Hebrón, para que tanques destruyan los puestos y mostradores de frutas y legumbres, para que las topadoras derriben viviendas y para que generales en su inmenso orgullo estén dispuestos a destruir todo un barrio palestino para hacerles un favor a colonos matones. Estado de sitio, bloqueos, brutalidades, asesinatos, destrucción de viviendas de sospechosos... todo eso se ha hecho.

La orden dada por Sharon a los soldados que fueron a vengarse a Qibiah (en Jordania, en 1956); “Maximicen la pérdida de vidas y bienes”, no ha sido olvidada, por cierto. Hoy, el premier Sharon, el ministro de Defensa Shaül Mofaz y el jefe del Estado Mayor, Moshe Yaalon, los tres generales que dirigen ahora la política del gobierno, se comportan como el gato hipócrita: se dedican a asfixiar a las víctimas. Benny Alon, el ministro de gobierno actual, lo ha dicho bien claramente: “Háganle [a los palestinos] la vida tan imposible que se irán ellos por sus propios medios.”

Y eso es lo que se hace día tras día. El jefe del Estado Mayor ha anunciado que él “destruye para reconstruir”. Por “construir” sobreentiende construir nuevas colonias. Para no verse obligado a cuidar del bienestar de sus habitantes, el ejército penetra en un pueblo, mata, destruye, detiene y se repliega. Los que sobreviven en medio del desastre, las cenizas, las ruinas, no tienen más remedio que arreglárselas solos.

Israel simplemente no quiere saber de nada
Gran cantidad de nuestros niños están siendo adoctrinados. Se les dice en las escuelas que los árabes son amalecitas [enemiga bíblicos de los hebreos, tribu que se supone descendientes de Amalec] y la Biblia nos enseña que hay que aniquilar a los amalecitas. Un rabino (Israel Hess) ha escrito en un periódico de la universidad Bar-Ilan que debemos cometer un genocidio porque sus investigaciones le habían demostrado que los palestinos eran los amalecitas.
La nación israelí no proyecta un genocidio; sencillamente se niega a saber lo que pasa en “los territorios”. La nación únicamente obedece las órdenes que le dan sus legítimos representantes. Desde el asesinato del premier Ytzhak Rabin, en 1995, que quería viabilizar la paz, el punto neurálgico ha sido siempre frenar la hostilidad, pero la avaricia se impone por sobre todas las cosas y siempre se encuentra una razón para brutalizar al conjunto de habitantes de un pueblo, de cualquier pueblo, es decir para abusar de decenas de miles, de centenares de miles, porque siempre hay entre ellos algunos buscados. Basta que una persona sea buscada para poder bombardear y matar –por error, faltaba más– a mujeres, a niños, a obreros y a tantos otros seres humanos, si es que todavía se los considera tales.

Por cierto, con nuestra hipocresía, con la adoración que profesamos a nuestra “moral judía”, hacemos de modo tal que todo el mundo sepa que las víctimas palestinas son maravillosamente cuidadas en nuestros hospitales. Pero nos guardamos bien de hacer saber cuantos palestinos han sido asesinados a sangre fría en sus propias viviendas.
El genocidio que se está llevando a cabo en la actualidad no es aquel del cual fuimos nosotros las víctimas en el pasado. Como me ha dicho uno de estos generales malignos, nosotros no tenemos cámaras de gas ni hornos crematorios.



SHULAMIT ALONI

29 Outubro 2008



* Publicado en Ha’aretz, Tel-Aviv. Traducido do hebreu ao francês e publicado em Courrier International, París, no 645, 13/3/03. Traducido do francês por Luis Sabini Fernández (e publicado na revista trotskista argentina Futuros nº 6).


** Também são de autoria desta ánti-semita estes outros textos escolhidos:

"Sangue nas nossas mãos" publicado o 5 de Janeiro de 2009 em YNET Israel.

"Sim, existe apartheid em Israel" publicado o 8 de Janeiro de 2007 em Counterpounch

"Licença para assassinar civis" publicado 0 22 de Maio de 2003 em Al-Jazeerah Info

No hay comentarios: